jueves, mayo 03, 2007

El futuro está en las endorfinas

Estaba en el teatro viendo una representación cuando noto que en una fila detrás mía hay una chica que está fumando, me doy la vuelta e intento explicarle que no se puede fumar y que me está molestado. No me hace ni caso, intento escupirle en la cara pero no tengo suficiente saliva, e intento pasar del molesto humo. Otra chica empieza a fumar y antes la imposibilidad de que apage el cigarrillo y deje de incordiar se lo arrebato de la mano y acabo apagándoselo en el brazo. Se levanta y aparece unos minutos después con el encargado del teatro completamente fuera de sí, "acompáñeme", me dice. Yo me niego, no pienso ir a ningún sitio. Veo que entre las manos tiene un paquete de tabaco, muy imparacial no va a ser. "Le voy a enseñar yo lo que es ser un delicuente", Pero si yo no era el que estaba fumando en un sitio prohibido...

En el metro de madrid veo a unos señores fumando, me acerco al taquillero y se lo digo Aún se estarán riendo

Pensé que iba a ser más dificil, pero no pude pasar otro sábado más. Salí todo indignado. Ellos no me esperaban pero salieron corriendo ante mis amenazas de llamar a la policía.

¿En que mundo vivimos en el que al intentar cumplir las normas notas la imcompresión y la burla de aquellas personas que tienen la obligación de hacer que se cumplan?

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