viernes, octubre 15, 2004

Entre fogones


No sé porque no me ha sorprendido del todo. Cuatro cocineros bastante conocidos han salido a la opinión pública por una posible colaboración con banda armada al haber pagado lo que se conoce como impuesto revolucionario. Y no me sorprendió no porque piense que esta gente pueda estar cerca de ETA o de su ideología, sino que es extraño que con tantos empresarios vascos que han tenido que marchar de su ciudad por este tipo de presiones ellos no estuvieran también bajo la misma amenaza. Hoy la vicepresidenta primera del congreso, Carmen Chacón, decía que había que tomar estas declaraciones con mucha cautela ¿Por qué habría que tomarse en serio las declaraciones de un terrorista si hasta ahora siempre se habían tomado con cierto escepticismo? Me pongo en el lugar de estos cuatro cocineros y de sus familias y de todo lo que tendrán que estar pasando. Yo no sé si han pagado o no, pero creo que hasta que no se sepa nada con seguridad y no haya pruebas lo mejor es esperar porque estos cocineros son personajes públicos y una "publicidad" como esta puede afectar demasiado negativamente a sus negocios, y es que aunque al final se puede aclarar que no han cometido ningún tipo de delito pero ese estigma será difícil de borrar. Siempre nos quedará la duda. No he leído todavía la prensa pero ya sé que las opiniones son muy diversas. Hay algunos que son demasiado críticos y otros más comprensivos. Yo entiendo las dos posturas. Una persona que se ha rendido y que ha decidido pagar a estos terroristas lo hace por una cuestión de egoísmo. Con ese dinero pagan su libertad, pero también la condenación de los demás y eso si que no se puede tolerar. Tan culpable es quien dispara la bala como quien la paga. Pero a veces situaciones como esta puede hacer que no pensamos con demasiada claridad y que por lo tanto obremos inconscientemente y no pensamos en las posibles consecuencias que nuestros actos puedan tener para los demás. Y con esto no estoy justificando ninguna de las dos posturas, simplemente quiero decir que son comprensibles. Por ahora han sido llamados a declarar como imputados Juan Maria Arzak y Pedro Subijana, y Karlos Arguiñano y Martin Berasategui serán llamados como testigos. Pero también me hago una última pregunta. Si no fuera porque son tan conocidos, ¿habría tenido tanta repercusión? ¿No será que nos gusta hacer leña del árbol caído?
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