Mal estar

Este viernes tuve que pasar un momento bastante desagradable en la Casa de la cultura. Desde hace unas semanas hay una sala nueva en donde se puede conectarse a Internet, realizar videoconferencias y ver películas en DVD. Por alguna extraña razón prohíben utilizar el Messenger. En ese momento había empezado a hablar con el autor de "No milk please", un blog que me he encontrado en la red. El hecho de que estuviera utilizando este programa (que estaba allí instalado, no lo puse yo allí) generó una discusión que acabó fatal. Si hay algo que no soporto es la contradicción. Si existe un servicio como es el de videoconferencia, no se puede prohibir el uso del programa necesario para poder realizarla porque resulta incoherente. Pero aparte de ese problema, lo peor fueron las formas, no muy adecuadas. Al fin y al cabo ellos están trabajando en una biblioteca pública u como empleados del ayuntamiento deben al menos un respeto a la gente. Llevo prácticamente todo el fin de semana dándole vueltas al cabeza, pensado lo que debería haber dicho o como debería haber actuado, pero cuando alguien no escucha y tan solo se dedica a discutir es difícil llega a una solución pacífica. Esta actitud es cada vez más frecuente. Estamos todos más alterados y predispuestos a discutir. Hay un malestar general y pocas son las personas que puedan pensar fríamente y llegar a una solución sin crear crispación. El problema que ocurrió el viernes en la Casa de la cultura se debería haber solucionado de otra forma, pero nadie fue capaz de ceder. No sé ellos, pero yo me he sentido mal y en cierta medida frustrado.