Frozen fish
Hoy ha sido un día bastante duro. A las siete menos cuarto ya estaba levantándome para estar a las ocho en “frigoríficos del morrazo”para trabajar en la descarga de pescado. Aunque alguna que otra vez había pensado ir nunca me había decidido. El horario es de ocho de la mañana a una de la tarde y de tres a seis (aunque hoy hemos tenido que salir a las siete para terminar el trabajo que faltaba). El trabajo consiste básicamente en sacar el pescado congelado de unos paneles y clasificarlos según tamaño y clase. Llevo bastante tiempo sin trabajar y lo he notado bastante porque ahora tengo los pies doloridos. Tengo un problema en los pies que se llama pie cavo y que consiste en tener una curvatura demasiado pronunciada. El peso del cuerpo no se apoya en toda la planta, los pies hacen un gran sobreesfuerzo y es cuando llega el dolor. Ya había solucionado este problema con la ayuda de unas plantillas ortopédicas y unos zuecos cerrados de descanso (como los que llevan las enfermeras en los hospitales). Antes de conocer este problema, realizar un trabajo físico que supusiera estar muchas horas de pie resultaba demasiado molesto. Lo he pasado bastante mal porque ha habido días en los que casi no me he podido levantar ni ponerme de pie. Tan solo con baños de agua caliente con vinagre servían para mitigar en parte el dolor.
En cuanto al trabajo lo he llevado bastante mejor de lo que pensaba. No estaba seguro de cuál iba a ser mi tarea y de cómo la iba a tener que realizar. El trabajo tiene algo de riesgo porque si uno no toma las medidas de seguridad adecuadas con cajas que pesan tanto, uno puede acabar accidentado. A una de mis tías le cayó una caja parecida a esas en el pie y tuvo que pasar más de un mes de baja. Al parecer habrá trabajo para dos semanas más y me vendrá bastante bien.
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