Vascos

Sentirse de un lugar es para mí muy importante porque tan solo cuando formas parte de algo mayor que tú puedes llegar a la universalidad. Nací en el país vasco y a eso de los 12 años me fui para Galicia. A pesar del tiempo que ha pasado me siento triste al pensar lo que he dejado atrás, pero también contento por todo lo que he vivido y por la gente que he tenido el placer de conocer y que no hubieran formado parte de mi vida si mis padres no hubieran decidido regresar a su pueblo. La última vez que estuve en Donosti me sentía triste porque notaba como que ya no formaba parte de todo aquello. Mis vivencias ya no eran las mismas que la gente que me había acompañado durante mis primeros años de vida y todo había cambiado. Miraba a la que había sido mi gran amiga de siempre y notaba un vacío, ya no me resultaba familiar. Sus ojos eran frios y la distancia se notaba. Desde aquella vez ya hemos perdido todo el contacto. Esta semana era en Andorra la semana vasca y el sábado en la plaza del pueblo hubo bailes y un bar en donde tomar productos típicos. No soy muy dado a emocionarme, pero esta vez no lo pude evitar. Era mi gente, mi pueblo, y por primera vez en mucho tiempo, lloré.