Saber decir no
Llevo toda la semana temiendo recibir la llamada de Sonia para que vaya a ayudarla con un problema que tiene con Word y Excel aunque al final por suerte no lo hizo. Ella no tiene mucha idea de manejar los distintos programas de Office y eso sumado a que el ordenador que tiene en el trabajo no es demasiado bueno no ayuda a que pueda utilizarlo de una forma óptima. A mi no me importa ayudarla y explicarle qué es lo que tiene que hacer, incluso no me importa demasiado hacer esos documentos, pero claro que yo esté dispuesto a hacerlo no significa que todos los días que ella quiera (o le haga falta) tenga ganas de hacerlo. No me queda cerca y ella me viene a buscar en el coche pero tiene que ser por la mañana temprano y tener que levantarme a esas horas para algo que se acabará resolviendo en poco tiempo hace que no tenga muchas ganas, pero el problema que tengo que es no sé muy bien como decirle que no. Intento decirle que no es algo que me apetezca demasiado, pero me cuesta y me invento cosas como que estoy ocupado, que tengo otras cosas que hacer para evitar tener que ir, pero al final siempre acabo accediendo. Y no es que sea porque no quiere llevarme mal con ella porque tampoco es que seamos tan amigos, y quizás también por eso no me debería sentir tan obligado a hacer esos favores. Uno de los motivos por los que no quiero ser demasiado tajante y decirle las cosas claras es porque sé que a ella le pasa lo mismo que a mí. Cuando me pide algo no es por asuntos que tenga que hacer para el trabajo ni para ella, sino pequeños encargos que una asociación que está en el mismo sitio que su trabajo le pide. Del mismo modo que yo debería decirle que ir hasta allá para explicarle como tiene que hacer para manejar algunas de las opciones de Word no es algo que me agrade, ella debería decirle al presidente de esa asociación que ese no es su trabajo, que no sabe cómo hacerlo o simplemente que el ordenador que tiene no está en condiciones y que nadie le ha venido a arreglarlo. Al final es que los dos tenemos el mismo problema y acabamos haciendo cosas que no podemos o no queremos hacer y la raíz de ese dilema es que no sabemos decir NO.
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Aprender a decir no 1 y 2
4 comentarios:
Tío, yo tampoco sé decir ke no, nunca.
Eres tú el de la foto?
ðavið.
Buenas noches, verás, tenemos un comocido común que me ha dicho q visitamos el mismo bar. Jajaj.
Un gustazo tu blog.
No era tan importante como para q me hicieras una visita, era solo curiosidad.
http://atharwan.blogspot.com/
hola cielo ,te entiendo en lo del "no",pero veras ...hay un dicho popular q dice mas vale una vez colorado ...q ciento amarillo,osea q algun dia tendras q decirselo, cuanto antes mejor ,por ti ,por ella y pq al final de no utilizar el "no",terminamos por acostumbrarnos y la genta abusa de nosotros,es dificil pero se puede (lo digo por experiencia).
un besazooooo.
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