Para habernos matado

A poca gente le gustan los lunes. Acaba el fin de semana y has de volver a la rutina del trabajo, si a esto le sumamos algún imprevisto la cosa se complica. Cojo todos los días el autobus a las 7:40, pero hoy parecía que llegaba tarde. Diez minutos más tarde de la hora de salida llega el conductor todo acalorado y es que el problema había sido que no era capaz de abrir la puerta del ascensor y de este modo justificaba su retrasa. Eso fue el inicio de un viaje lleno de problemas y turbulencias que no creo que pueda olvidar fácilmente. En primer lugar el autobús carecía de caja para echar las monedas con lo que para dar el cambio tenía que utilizar varias bolsitas pequeñas de plástico, con lo que se demoraba algo tener que dar el cambio. Tan sólo contaba con un billete de 20 € y no me cobró pues decía que no tenía para darme. A gente que vino después si que le cogió billetes de 20€. Al final no pagué porque si no lo hizo antes es porque no quiso, no porque no pudiera. Por otro lado para recuperar el tiempo perdido (o por lo menos intentarlo) fue a algo más de la velocidad permitida y si no fuera poco esto las paradas para coger a la gente eran lo más breves posibles. No esperaba a darles el cambio, el seguía conduciendo a pesar de que en ese momento tuviera las manos ocupadas y no tuviera a mano el volante. Es una locura, lo sé, pero si a unos pocos metros tienes tres curvas eso ya pasa a ser un kamikaze. El conductor estaba muy nervioso pues nada iba bien. La caja de dar billetes se cayó al suelo, la puerta que tenía al lado no cerraba y por si fuera poco el timbre de parada no iba. Yo pensaba que o bien el coche iba a explotar o que acabaríamos empotrados en algún lado. Y el conductor en vez de tranquilizar a la gente se puso a soltar bromas machistas y un par de señoras con toda la tensión acumulada se pusieron histéricas y no sé como no llegaron a las manos. Al conductor le lució el pelo. Y lo peor es que gente como esta no es una excepción. Son una gran cantidad de personas que no sólo ponen en peligro su vida sino que arriesgan la de mucha gente que como ellos está en la carretera. Una de las cosas que más me incomodó era que le daba igual que pudieramos tener un accidente, de hecho hizo varias bromas al respecto. Y cuando tienes la responsabilidad de personas no puedes hacer eso.